Aunque no había pecado, Él fue bautizado para mostrar Su obediencia a las leyes de Dios. Es también una evidencia de Su amor por nosotros al dejarnos un ejemplo a seguir.
Lee 1 Nefi 11:28–31, y piensa en la manera en que la vida de Jesucristo, de servicio a los demás, demuestra Su condescendencia.
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