" por conducto de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas lleguéis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo por la concupiscencia.
Vosotros también, por esto mismo, poned toda diligencia en añadir a
- vuestra fe, virtud; y
- a la virtud, conocimiento; y
- al conocimiento, templanza; y
- a la templanza, paciencia; y
- a la paciencia, piedad; y
- a la piedad, afecto fraternal; y
- al afecto fraternal, amor.
Quiero compartir esto para ayudarnos a entender , en nuestra condición caída, experimentamos un conflicto en nuestro interior. Somos hijos espirituales de Dios, con el potencial de ser "participantes de la naturaleza divina" (2 Pedro 1:4). Sin embargo, "somos indignos delante de [Dios]; por causa de la caída nuestra naturaleza se ha tornado mala continuamente" (Éter 3:2); por lo tanto, debemos esforzarnos constantemente por vencer nuestras malas pasiones y deseos.
Es en esta escritura que encontramos otras cualidades divinas Alma 7:23-24 vers. 23 Y ahora quisiera que fueseis
- humildes,
- que fueseis sumisos y dóciles;
- fáciles de persuadir;
- llenos de paciencia y
- longanimidad;
- siendo moderados en todas las cosas;
- siendo diligentes en guardar los mandamientos de Dios en todo momento;
- pidiendo las cosas que necesitéis, tanto espirituales como temporales;
- siempre dando gracias a Dios por las cosas que recibís.
24 Y mirad que tengáis fe, esperanza y caridad, y entonces siempre abundaréis en buenas obras.
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