Es mi testimonio que el Señor siempre contesta la humilde oración de fe. Doctrina y Convenios y nuestra experiencia personal nos enseñan a reconocer esas respuestas y a aceptarlas en fe, ya sean instrucciones, la confirmación de una verdad o una advertencia. Ruego que siempre prestemos atención para escuchar la amorosa voz del Señor y para reconocerla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario