Julie B. Beck, presidenta general de la Sociedad de Socorro
"Una forma útil de comenzar a estudiar las Escrituras es 'aplicarlas' a nosotras mismas (véase 1 Nefi 19:23). Hay quienes comienzan por escoger un tema en la Guía para el Estudio de las Escrituras del cual desean saber más. O empiezan al comienzo de un libro de las Escrituras y buscan enseñanzas específicas…
"Sea cual sea la forma en la que la persona comience a estudiar las Escrituras, la clave para desentrañar conocimientos importantes es continuar estudiando. Nunca me canso de descubrir los ricos tesoros de la verdad que hay en las Escrituras debido a que ellas enseñan con 'claridad, sí, con toda la claridad de la palabra' (2 Nefi 32:7).
Las Escrituras testifican de Cristo (véase Juan 5:39) y nos dicen todas las cosas que debemos hacer (véase 2 Nefi 32:3); nos 'pueden hacer [sabias] para la salvación' (2 Timoteo 3:15).
"Gracias a la lectura de las Escrituras y a las oraciones que acompañan mi estudio, he adquirido un conocimiento que me da paz y me sirve para conservar mis energías concentradas en lo que tiene importancia eterna. Gracias a que comencé a leer las Escrituras a diario, he aprendido acerca de mi Padre Celestial, de Su Hijo Jesucristo y de lo que debo hacer para ser como Ellos" (véase "Mi alma se deleita en las Escrituras", Liahona, mayo de 2004, págs. 108–109).
"Una forma útil de comenzar a estudiar las Escrituras es 'aplicarlas' a nosotras mismas (véase 1 Nefi 19:23). Hay quienes comienzan por escoger un tema en la Guía para el Estudio de las Escrituras del cual desean saber más. O empiezan al comienzo de un libro de las Escrituras y buscan enseñanzas específicas…
"Sea cual sea la forma en la que la persona comience a estudiar las Escrituras, la clave para desentrañar conocimientos importantes es continuar estudiando. Nunca me canso de descubrir los ricos tesoros de la verdad que hay en las Escrituras debido a que ellas enseñan con 'claridad, sí, con toda la claridad de la palabra' (2 Nefi 32:7).
Las Escrituras testifican de Cristo (véase Juan 5:39) y nos dicen todas las cosas que debemos hacer (véase 2 Nefi 32:3); nos 'pueden hacer [sabias] para la salvación' (2 Timoteo 3:15).
"Gracias a la lectura de las Escrituras y a las oraciones que acompañan mi estudio, he adquirido un conocimiento que me da paz y me sirve para conservar mis energías concentradas en lo que tiene importancia eterna. Gracias a que comencé a leer las Escrituras a diario, he aprendido acerca de mi Padre Celestial, de Su Hijo Jesucristo y de lo que debo hacer para ser como Ellos" (véase "Mi alma se deleita en las Escrituras", Liahona, mayo de 2004, págs. 108–109).
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