domingo, 21 de junio de 2015

Cultivar atributos divinos

Cada vez que estudiamos un discurso nos eleva ademas del conocimiento nuestra espiritualidad.Gracias Dios por tu ayuda

Es el Articulo de Fe 1:3 una inspiracion "Todo lo creemos, todo lo esperamos … Si hay algo virtuoso, o bello, o de buena reputación, o digno de alabanza, a esto aspiramos" ¿Cuales son las cosas virtuosas, bellas o dignas de alabanza que debemos buscar? Yo creo que debemos esforzarnos por cultivar en nuestro interior los rasgos de carácter del Salvador y asi cada dia nos pareceremos a El.

El apóstol Pablo dijo : "Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor"( 1 Corintios 13:13)  Esos divinos atributos deben grabarse en nuestro corazón y en nuestra mente para que nos guíen en todo lo que hagamos. En Moroni, 7:46-47 leemos: "… Allegaos, pues, a la caridad, que es mayor que todo. quien la posea en el postrer día, le ira bien".
Me gusta pensar que la caridad puede ser la expresión demostrativa de la fe y de la esperanza. Si se buscan y se obtienen, estos tres elementos fundamentales de carácter celestial permanecerán con nosotros en esta vida y en la vida venidera, una vez que hayamos pasado el velo.  No debemos esperar ni un sólo día para intensificar nuestros esfuerzos con el fin de fortalecer esos atributos virtuosos, bellos y dignos de alabanza. Cuando guardamos los mandamientos del Señor, la fe, la esperanza y la caridad moran con nosotros. 

Al leer las Escrituras y meditarlas, me he dado cuenta de que el perfeccionamiento de la fe, la esperanza y la caridad interior es un proceso gradual. La fe hace que nazca la esperanza y, juntas, fomentan la caridad. En Moroni, leemos: "Por tanto, debe haber fe; y si debe haber fe, también debe haber esperanza; y si debe haber esperanza, debe haber caridad también". Al principio, esas tres virtudes podrían desarrollarse consecutivamente, pero una vez que se obtienen, se vuelven interdependientes; cada una de ellas es incompleta sin las otras dos; se apoyan y se fortalecen mutuamente. Moroni explicó: "Y a menos que tengáis caridad, de ningún modo seréis salvos en el reino de Dios; ni seréis salvos en el reino de Dios si no tenéis fe; ni tampoco, si no tenéis esperanza".

Esas son las características virtuosas, bellas y dignas de alabanza que buscamos. A todos nos es familiar la enseñanza de Pablo: "El amor nunca deja de ser". No hay duda de que necesitamos una fortaleza espiritual inquebrantable en nuestras vidas. Moroni registró la revelación de que "… la fe, la esperanza y la caridad [nos] conducen [al Señor], la fuente de toda rectitud".

La Iglesia del Señor restaurada sobre la tierra en la actualidad, nos guía hacia el Salvador y nos ayuda a desarrollar, a cultivar y a fortalecer esos atributos divinos.
Mormón enseñó  "… la caridad es el amor puro de Cristo …" y nos exhortó a "pedid al Padre con toda la energía de vuestros corazones, que seáis llenos de este amor que la ha otorgado a todos los … primero, Fe en el Señor Jesucristo …".

Fe
"Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve" "… La fe no es tener un conocimiento perfecto de las cosas; de modo que si ten[emos] fe, ten[emos] esperanza en cosas que no se ven, y que son verdaderas" Hebreos 11:1, Si estudiamos, meditamos y oramos, nuestra fe en las cosas verdaderas de Dios, pero que no se ven, aumentara. Aun cuando comencemos con sólo "… un poco de fe … aunque no sea mas que un deseo de creer …", con cuidado y atención, una pequeña semilla de fe puede crecer y convertirse en un exuberante y fuerte árbol de fructífero testimonio.

La fe en el Señor Jesucristo nos motiva a arrepentirnos y, mediante el arrepentimiento, que la expiación del Señor ha hecho posible, podemos sentir la apacible paz del perdón de nuestros pecados, nuestras debilidades y nuestros errores. Con fe en un renacimiento espiritual, somos bautizados y recibimos el don del Espíritu Santo.

Nos esforzamos por guardar los mandamientos de Dios con fe en que la obediencia nos ayudara a ser como Él. Gracias a la resurrección de nuestro Salvador, tenemos fe en que la muerte no es el fin de la vida. Tenemos fe en que nuevamente experimentaremos la agradable compañía y el amoroso abrazo de nuestros seres queridos que han partido ya de esta vida terrenal.

Esperanza
Mormón pidió a los santos de su época: "Y ¿qué es lo que habéis de esperar?" A lo que les respondió: "He aquí, os digo que debéis tener esperanza, por medio de la expiación de Cristo y el poder de su resurrección, en que seréis resucitados a vida eterna, y esto por causa de vuestra fe en él, de acuerdo con la promesa". En Éter, aprendemos que "… los que creen en Dios pueden tener la firme esperanza de un mundo mejor, sí, aun un lugar a la diestra de Dios; y esta esperanza viene por la fe, [y] proporciona un ancla a las almas de los hombres …".

Aun cuando soplen los vientos de la adversidad, nuestro Padre nos mantiene firmes en nuestra esperanza. El Señor ha prometido: "No os dejaré huérfanos …" y Él "consagrara [nuestras] aflicciones para [nuestro] provecho". Incluso hasta cuando nuestras pruebas nos parezcan abrumadoras, podemos obtener fortaleza y esperanza de la promesa segura del Señor: "… No temáis ni os amedrentéis … porque no es vuestra la guerra, sino de Dios".

Caridad
Una vez que la fe crece y se convierte en un testimonio firme y perdurable, dándonos esperanza en el plan de nuestro Padre Celestial; una vez que vemos con el ojo de la fe que somos hijos de un amoroso Padre que nos ha dado el don de Su Hijo para redimirnos, experimentamos un gran cambio en nuestro corazón; sentimos el deseo de "… cantar la canción del amor que redime …" y nuestro corazón desborda de caridad. Al saber que el amor de Dios "… es más deseable que todas las cosas … y el de mayor gozo para el alma", deseamos compartir con los demás nuestra dicha; deseamos servirles y bendecirles.

La Familia
"La familia: Una proclamación para el mundo", declara claramente lo sagrado de la familia y que: "El esposo y la esposa tienen la solemne responsabilidad de amarse y cuidarse el uno al otro, y también a sus hijos". Desde temprana edad, se debe enseñar a los hijos que los templos son sagrados y que su meta más importante debe ser entrar en el templo y disfrutar de las bendiciones que nuestro Padre Celestial tiene reservadas para ellos. Todos los aspectos de esa meta sagrada están al alcance de los niños que, a su debido tiempo, se darán cuenta de que esa es la bendición más grande que ellos pueden recibir en esta vida.

Los Templos
Quizás los ideales de la fe, la esperanza y la caridad se hacen más evidentes en los santos templos. Allí, aprendemos el propósito de la vida, fortalecemos nuestro cometido como discípulos de Cristo al hacer convenios sagrados con Él y al sellar a nuestra familia por la eternidad a lo largo de las generaciones. El recibir nuestra investidura en el templo y regresar con frecuencia para efectuar las ordenanzas sagradas por nuestros seres queridos que han muerto, aumenta nuestra fe, fortalece nuestra esperanza y profundiza nuestra caridad. Recibimos nuestra investidura con fe y esperanza de que comprenderemos el plan que tiene el Señor para sus hijos, de que nos daremos cuenta del potencial divino que interiormente tenemos como hijos de nuestro Padre Celestial y de que guardaremos hasta el fin los convenios que hemos hecho. 
En la Casa del Señor, los miembros fieles de la Iglesia pueden ser investidos "… con poder de lo alto …", poder que nos permitirá resistir la tentación; honrar convenios; obedecer los mandamientos del Señor; y expresar un fervoroso e intrépido testimonio del Evangelio a la familia, a los amigos y a los vecinos.

Avanzamos como nunca antes.Obtendremos nuevos grados de espiritualidad y pondremos nuestra vida en una armonía mas intimar con Jesucristo dependiendo de cuan plenamente la fe, la esperanza y la caridad pasen a formar parte esencial de nuestra vida. No hay duda de que tendremos problemas y pruebas, pero con mas certeza que nunca tendremos paz y dicha más grandes, porque Él nos ha prometido Su paz.

Testimonio
Les testifico a ustedes, como testigo especial, que Jesús es el Cristo y que por medio de Su profeta, el presidente Gordon B. Hinckley, preside sobre Su Iglesia. Ruego que cultivemos Sus atributos divinos como preparación para Su regreso a esta tierra. En el nombre de Jesucristo. Amen.

Inspirado y tomado del discurso
El Cultivar Atributos Divinos
Elder Joseph B. Wirthlin
del Quórum de los Doce Apóstoles

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