A veces Satanás nos tienta por medio de nuestras emociones; él sabe cuando nos sentimos solos, confundidos o deprimidos y elige esos momentos de debilidad para tentarnos a quebrantar la ley de castidad. Nuestro Padre Celestial puede darnos la fortaleza necesaria para pasar por esas pruebas sin sufrir daño alguno.
(Principios del Evangelio, Ley de Castidad)
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