jueves, 18 de agosto de 2011

Editorial SUD

"El profeta Lehí habló a sus hijos rebeldes, diciendo, "Levantaos del polvo, hijos míos, y sean hombres" (2Nefi 1:21; énfasis añadido); por edad, Laman y Lemuel eran hombres, pero en términos de carácter y madurez espiritual ellos eran todavía como niños.

Ellos murmuraban y se quejaban si se les pedía hacer algo difícil. Ellos no aceptaban la autoridad de nadie para corregirlos. Ellos no valoraban las cosas espirituales. Con facilidad se tornaban a la violencia, y eran buenos para hacerse las víctimas".


"Hoy en día vemos algunas de las mismas actitudes. Algunos actúan como si la meta más alta de un hombre debiera ser su propio placer. La moral social permisiva han "librado al hombre de una situación incómoda" como si lo fuera, para que muchos piensen que es aceptable tener niños fuera de los lazos del matrimonio y convivir en lugar de casarse. El evadir los mandamientos se considera muy inteligente, pero el sacrificarse por el bien de otros, claro que no. Para algunos, una vida de trabajo y logros es opcional. Un psicólogo [llamó a esto un fenómeno generalizado] 'los jóvenes están atrapados en lo neutro'...

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