sábado, 30 de octubre de 2010

Templo de Honduras

"Cuando un hombre y una mujer se casan en la Casa del Señor, son unidos no sólo por el tiempo que dure su vida mortal, sino por toda la eternidad. Están ligados no sólo por la autoridad de la ley del país que los une hasta la muerte, sino también por el eterno sacerdocio de Dios que ata en los cielos lo que se ata en la tierra. Los cónyuges que se hayan casado de esa manera cuentan con la seguridad que da la revelación divina de que el vínculo que los une el uno al otro y a sus hijos no terminará con la muerte, sino que continuará por la eternidad, siempre que vivan dignos de tal bendición.

Las ordenanzas sagradas de la Casa del Señor proporcionan ese medio."
(Pte. Gordon B. Hinckley, Liahona octubre 2010, pág. 24)

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