Debemos tener constante cuidado con nuestros pensamientos. Los pecados graves casi siempre empiezan con pensamientos indignos. Hace algunos años, bajo la dirección de la Primera Presidencia, entrevisté a un hombre con miras a que se le restauraran la autoridad del sacerdocio y las bendiciones del templo. Se le había excomulgado mientras servía en un importante llamamiento en su barrio. En el curso de nuestra conversación, le pregunté: "¿Cómo fue que sucedió todo esto?".
En un tono de voz serio me contestó: "Todo empezó cuando decidí hojear una revista pornográfica.
El hombre continuó diciendo: "Al pensar en todo eso, me cuesta creer que fui capaz de hacer cosas tan horribles. Pero las hice y todo empezó con una revista pornográfica. Hermano , hágale saber a los santos que deben tener cuidado con lo que miran y lo que ven en la televisión, en películas y en videos".
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