Anna Daines. Ana, su esposo Henry y sus cuatro hijos, se encontraban entre los pioneros de la Iglesia en Nueva Jersey, Estados Unidos. Comenzando en la década de 1930, cuando Henry era estudiante de posgrado en la Universidad Rutgers, él y Anna trabajaron incansablemente en las organizaciones educativas y cívicas de Metuchen, donde vivían, para superar el profundamente arraigado prejuicio contra los mormones, y para hacer de la comunidad un lugar mejor donde los padres pudieran criar a sus hijos.
Anna, por ejemplo, prestaba servicio voluntario en la Asociación Cristiana de Jóvenes de Metuchen y llegó a ser indispensable para ellos. Después de un año, se la nombró presidenta de la organización auxiliar de las madres y entonces le pidieron que se postulara para uno de los tres puestos de mujeres en la Mesa directiva de la Asociación Cristiana de Jóvenes. Ganó sin ninguna oposición, ¡y se unió al mismo consejo que sólo unos años antes se había negado a que los santos se reunieran en ese edificio!"2.
Mi familia se mudó al Barrio New Brunswick cuando yo era adolescente. La hermana Daines se interesó en mí y con frecuencia expresó su confianza en mis habilidades y potencial, lo cual me inspiró a tratar de alcanzar un nivel más alto, más alto del que hubiera alcanzado sin su impulso. En una ocasión, gracias a una atenta y oportuna advertencia de parte de ella, evité una situación que con toda seguridad hubiese lamentado. Aunque ella ya no está entre nosotros, la influencia de Anna Daines se sigue sintiendo y se refleja en la vida de sus descendientes y muchas otras personas, incluso en la mía.
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