El presidente Gordon B. Hinckley enseñó: "Ustedes pueden ser líderes. Como miembros de esta Iglesia, deben ser líderes de aquellas causas apoyadas por la Iglesia. No permitan que el miedo disminuya sus esfuerzos… El miedo no viene de Dios, sino del maligno, del adversario de toda verdad, el cual quiere introducir en sus corazones el rechazo a esforzarse. Expulsen ese temor y sean valientes en la causa de la verdad, de la rectitud y de la fe" ("Palabras del Profeta viviente", Liahona , junio de 1998, pág. 26)
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