Al Espíritu Santo en ocasiones se le llama el Espíritu, y se le llama apropiadamente el Santo Espíritu, el Espíritu de Dios, el Espíritu del Señor y el Consolador.
El Espíritu Santo tiene ciertas misiones o responsabilidades. Voy a mencionar cuatro.
Primera misión: Él testifica o revela del Padre y del Hijo.
El Espíritu Santo realmente revela o testifica del Padre y del Hijo. Yo lo descubrí siendo muy jovencito, aun cuando no podría haberlo expresado bien en ese entonces.
Segunda misión: Él testifica de toda verdad.
Tercera misión: Él santifica.
La palabra santificar proviene del latín y tiene dos raíces: sanct, que significa “santo”, y facere, que significa “hacer”, por lo que literalmente significa “hacer santo”. En el uso religioso que le damos a dicha palabra, santificar sencillamente significa purificar o librar del pecado, un mensaje primordial del Evangelio restaurado.
Cuarta misión: El maestro.
De todo lo que se puede decir acerca de aprender y enseñar, lo resumo diciendo sencillamente que el Espíritu Santo es el verdadero maestro.
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