jueves, 27 de febrero de 2014

¿Por qué los líderes de la Iglesia nos aconsejan en contra de los tatuajes?


Enseñen a sus hijos a respetar su cuerpo. Enséñenles que el cuerpo es la creación del Todopoderoso. ¡Qué cosa milagrosa, magnífica y hermosa es el cuerpo humano!

Como se ha dicho aquí esta noche, Pablo, en su epístola a los corintios dijo: "¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?

"Si alguno destruyere el templo de Dios, Dios le destruirá a él; porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es" (1 Corintios 3:16:17).

Ahora impera la manía de hacerse tatuajes en el cuerpo. No me es posible comprender por qué un joven o una joven desearía someterse al doloroso procedimiento de desfigurarse la piel con diversas y multicolores representaciones de personas, animales y otros símbolos. Con los tatuajes el proceso es permanente, excepto que la persona se someta a otro procedimiento doloroso y costoso para quitárselo. Padres de familia, adviertan a sus hijos que no se hagan tatuajes en el cuerpo. Puede ser que ahora les opongan resistencia, pero llegará el tiempo en que les darán las gracias. Un tatuaje es graffiti en el templo del cuerpo.

Por el estilo es el perforarse el cuerpo para colgarse múltiples aretes en las orejas, en la nariz e incluso en la lengua. ¿Es posible que consideren que eso es bonito? Es una fantasía pasajera, cuyos efectos son permanentes. Algunos han llegado a tales extremos que han tenido que quitarles los aretes quirúrgicamente. La Primera Presidencia y el Quórum de los Doce hemos declarado que nos oponemos a los tatuajes y también "a las perforaciones del cuerpo que no sean para fines médicos". No obstante, no hemos adoptado ninguna postura con respecto "a las perforaciones mínimas que se hacen las mujeres en las orejas para usar un par de aretes". . . un par.

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