"Nunca olvide que estos pequeños son los hijos e hijas de Dios, y que su llamamiento es una relación de custodia de ellos, que Él era un Padre antes de que usted fuera padre, y que Él no ha abandonado sus derechos paternales y se interesa por estos pequeños". "Ahora, ámelos, cuide de ellos. Los padres, controlen su temperamento, ahora y por todos los años por venir. Las madres, controlen su voz. Críe a sus hijos en el amor, en la nutrición y advertencia del Señor. Cuide de sus pequeños, dé la bienvenida en su hogar y ámelos con todo su corazón".
"Ellos pueden hacer, en los años siguientes, algunas cosas que usted no querría que ellos hicieran, pero sea paciente. Usted no ha fallado con tal de que usted lo haya intentado. Nunca lo olvide". (Gordon B. Hinckley, 3 Conferencia de la Estaca, Nov. 3, 1996).
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