Un testimonio del Evangelio es un testigo personal que el Espíritu Santo atestigua a nuestra alma que ciertos hechos de importancia eterna son verdaderos y que sabemos que lo son. Entre esos hechos se incluye la naturaleza de la Trinidad y nuestra relación con sus tres integrantes, la eficacia de la Expiación y la realidad de la Restauración.
Un testimonio del Evangelio no es un itinerario de viajes, ni un historial médico, ni es una expresión de amor hacia los miembros de la familia; no es un sermón. El presidente Kimball enseñó que en el momento en que comenzamos a sermonear, se acaba nuestro testimonio.
Élder Dallin H. Oaks
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