El Libro de Mormón testifica que el amor puro de Cristo, llamado caridad, es el mayor de todos; que jamás deja de ser, que permanece para siempre, que todos los hombres deben poseerlo y que sin él éstos no son nada (véanse Moroni 7:44–47; 2 Nefi 26:30).
"Por consiguiente, amados hermanos míos", ruega Moroni, "pedid al Padre con toda la energía de vuestros corazones, que seáis llenos de este amor que él ha otorgado a todos los que son discípulos verdaderos de su Hijo Jesucristo; para que lleguéis a ser hijos de Dios; para que cuando él aparezca, seamos semejantes a él" (Moroni 7:48).
"Por consiguiente, amados hermanos míos", ruega Moroni, "pedid al Padre con toda la energía de vuestros corazones, que seáis llenos de este amor que él ha otorgado a todos los que son discípulos verdaderos de su Hijo Jesucristo; para que lleguéis a ser hijos de Dios; para que cuando él aparezca, seamos semejantes a él" (Moroni 7:48).
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