La bella campeona de snowboard que rompe esquemas en Vancouver
''No bebo, no fumo, no tomo té ni café, ni tendré sexo antes del matrimonio'', aseguró Torah Bright.
Regularmente los snowboarders no eran bien vistos en los centros de esquí al considerarles una "tribu" incontrolable buenos para realizar fiestas y consumir alcohol y drogas. Sin embargo, en los Juegos Olímpicos de Invierno en Vancouver hay una campeona de esta especialidad que rompió con aquel esquema: la australiana Torah Bright.
La campeona olímpica del snowboard no sólo deslumbra en la pista, al quedarse con la medalla de oro, sino que también por su belleza y por su particular modo de vida.
"No bebo, no fumo, no tomo té ni café, ni tendré sexo antes del matrimonio. Pero voy a bailar y me quedo despierta hasta tarde", aseguró al diario británico Daily Mail la deportista que se llevó la presa dorada en el halfpipe "Para mí es sencillamente un modo de vida", dijo la australiana, que ya anunció un giro en su vida, puesto que se casará en junio.
Rubia y atractiva, Bright, de 23 años, tiene las condiciones para aprovechar su físico para ganar dinero, que por ahora le falta a su familia granjera que perdió gran parte de su capital durante la gran sequía australiana de 1998.
"No me veo como un sex symbol, y puedo resistir perfectamente la tentación de posar desnuda para una revista. Lo hago por mis convicciones religiosas", sentenció la atleta, ferviente seguidora de la Iglesia de los Santos de los Ultimos Días, más conocidos como "mormones".
La campeona olímpica del snowboard no sólo deslumbra en la pista, al quedarse con la medalla de oro, sino que también por su belleza y por su particular modo de vida.
"No bebo, no fumo, no tomo té ni café, ni tendré sexo antes del matrimonio. Pero voy a bailar y me quedo despierta hasta tarde", aseguró al diario británico Daily Mail la deportista que se llevó la presa dorada en el halfpipe "Para mí es sencillamente un modo de vida", dijo la australiana, que ya anunció un giro en su vida, puesto que se casará en junio.
Rubia y atractiva, Bright, de 23 años, tiene las condiciones para aprovechar su físico para ganar dinero, que por ahora le falta a su familia granjera que perdió gran parte de su capital durante la gran sequía australiana de 1998.
"No me veo como un sex symbol, y puedo resistir perfectamente la tentación de posar desnuda para una revista. Lo hago por mis convicciones religiosas", sentenció la atleta, ferviente seguidora de la Iglesia de los Santos de los Ultimos Días, más conocidos como "mormones".
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